lunes, 25 de febrero de 2013

La rectora y los paras


El último testimonio de Don Antonio, dueño del llamado 'computador de Jorge 40', destapa una escalofriante historia que tiene como protagonista a la rectora de la Universidad Autónoma del Caribe y puso a temblar a Barranquilla.




Hay una historia que ha sacudido a Barranquilla, pero curiosamente poco sobre ella ha salido a la luz pública. La rectora de una de las universidades más importantes de la ciudad ha sido señalada por tres paramilitares de haber pagado 150 millones de pesos, en 2003, para asesinar a un prestante ganadero. El caso, si se llega a probar, sería increíble, pero sería aún más grave si se tiene en cuenta que el hombre asesinado, Fernando Cepeda, era el esposo de María Paulina Ceballos, hija del exrector de la Universidad Autónoma del Caribe. Una de las hipótesis que baraja la Fiscalía es que la hoy rectora estaría detrás del asesinato en medio de la puja por quedarse con el poder en dicha universidad.

Pero este es apenas el más reciente capítulo de una increíble historia que se cuenta sotto voce en La Arenosa. No es la primera vez que el nombre de Silvia Gette se ve salpicado por este asesinato. "Lo que pasa es que la señora Silvia es muy inteligente y ha montado un poder en la Fiscalía y en los medios que la blinda", dice uno de sus contradictores.

Todo comenzó en 1987 cuando Silvia Gette era apenas una argentina que iba de paso por Cartagena como una de las artistas de la compañía Pepe Bronce, un espectáculo itinerante para público adulto. El grupo se fue a Bogotá y dejó atrás a la joven y despampanante Silvia haciendo sola su propio show. Una de esas noches asistió a su función Mario Ceballos Araújo, quien para ese entonces ya tenía más de 60 años, había sido durante un cuarto de siglo magistrado del Tribunal Administrativo del Atlántico, y había fundado con tres amigos más, en 1967, la Universidad Autónoma del Caribe. Desde el primer momento, Ceballos quedó prendado de aquella mujer.

Silvia Gette dejó su oficio y se instaló en Barranquilla. Su primer trabajo fue como 'coordinadora artística' en la Universidad Autónoma, donde Mario Ceballos era rector. También comenzó a aparecer en espacios de la misma universidad en el canal Telecaribe: uno se llamaba Risas y lentejuelas y el otro El show de Silvia. Con el paso del tiempo, y ya como esposa del rector, fue ganando enorme poder en las decisiones en la universidad.

Su llegada no cayó bien en ciertos sectores de la universidad y comenzaron a aparecer panfletos dentro del campus y pasacalles en la ciudad pidiendo la salida de la argentina. En el Concejo de la ciudad y en espacios locales de televisión también se habló del tema. La situación llegó a tal punto que en 1995 Silvia se declaró víctima de un complot y denunció penalmente a quienes ella consideraba como los incitadores: el entonces vicerrector Antonio Vallejo, María Paulina Ceballos -la única hija para ese momento del rector Ceballos- y el esposo de ésta, Fernando Cepeda.

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